miércoles, 9 de diciembre de 2015

POEMAS DEL GRUPO DE ESCRITURA TIGRE (coordina LUCIA SERRANO)

AUSENCIA


Extraño deseo imposible,
vacío, ausencia.
Ajena lejanía.

                            
                   Norberto Demarco


 ÁRBOL


Árbol, madera natural,
estética imposible.
Savia que recorre su cuerpo,
penetra en la tierra,
se alimenta de ella
hasta su máxima altura.
Iluminada energética
en todas sus partes.
Hojas al viento,
sombras del atardecer,
crepúsculo.
Todo  continúa.                


                 
                       Norberto Demarco



EL REGRESO


Espero tu regreso
mientras se acerca la noche.
Mi soledad atisba
un gesto amoroso
hasta el abrazo,
fantasía esperanzada
cargada de recuerdos.


                             Edgardo D’Alvia



¿QUÉ SERÁ?


¿Qué nos mantiene vivos?
¿Es el nuevo día con su ilusión a cuestas o es la sonrisa complaciente o la palmada en la espalda?
¿Tal vez la tarde apacible con su arboleda al viento
o la quietud de la madrugada?
¿Es el zorzal, incógnita sonora, que nos acompaña
o el campanario sonando a maitines
o las palomas juntas, buscando espacio?
¿Tal vez las voces de los nietos
o de los hijos cercanos o lejanos
o las tipas con sus troncos negrísimos?
¿Serán los pescados rígidos sobre el hielo de la pescadería
mirándonos sin ver con sus ojos
vidriosos, llorosos?
¿o la música que sale de los parlantes,
tan lejana, tan a nuestro lado,
o las baldosas flojas o rotas
que nos obligan a mirar al suelo
para no ver los nubarrones de tormenta
que se avecinan?
¿o es el aniversario de estar juntos
tantas décadas cargadas de desafíos,
o la próxima vocación
con sus descubrimientos insólitos?
¿Tal vez las reyertas familiares
para lograr un pedacito más de amor,
o la tristeza de no ser jóvenes
con la envidia cargada de deseos?
¿o será Dios, con su gran amor de creador infinito, preservándonos de tantas muertes implacables
e inútiles que nos rodean? 


                                         Edgardo D’Alvia



EL MAR INFINITO Y SU BARCAZA FEA

He aquí un mar infinito,
flamea sobre su pecho un barcaza enclenque
torpe intenta navegar la espera.
                                                
La marea majestuosa escolta sus velas
por debajo las olas se anudan, se pelean.
Un séquito de espuma la rodea.

Hay un  mar infinito
                                        y una barcaza fea.

                                          Nora Cóliva

 EL DÍA QUE YO ME MUERA

El día que yo me muera
no quiero
lamentos
ni recuerdos
ni flores
ni testigos de algún día cuando fui feliz.

No quiero anécdotas compartidas
con detalles obsoletos.

No quiero relatos de mi vida
ni reflexiones sobre mi.

Nadie ha sabido quien soy en realidad
y eso es mérito mío.

                                      Nora Cóliva
DESPEDIDA


Entre copas de vino
y profundas carcajadas
dejaste el aroma de tu piel
en el alma de mis suspiros.
Fuiste la hora inconveniente
en el día apropiado.
Un recuerdo familiar,
la paz del infierno conocido.
Eres la ausencia de mis propios fantasmas.
El segundo de ira que aplasta
cada una de las horas compartidas.
Hoy sé que te has dejado capturar
por el murmullo de tus sombras.
Guardaré ese abrazo cálido en el que soñé
encontrando por un instante la calidez del sol,
el brillo de la esperanza
y volveré por el camino recorrido.
Esta vez soltaré tu mano
sabiendo que es el  último paseo.



                                             Patricia Dizanzo

                                                         
 MIGAJAS

El frío de la primavera
yace adormecido
bajo los pétalos de las rosas
del jardín de mis recuerdos.
Perenne como el perfume
que dejaste olvidado
en los surcos de mis mejillas,
despiertan los recuerdos
cada vez que asomo mis ojos
a la sombra que mantiene vivo
al sonido de tu voz
en el oasis de mis oídos.
Duermo envuelta en lo que no ha sido.
Y construyo un sueño
con las migajas de cariño
que aún permanecen tibias
en los bordes de mi alma.



                                        Patricia Dizanzo



 SUEÑOS VERDADEROS


Frente a los abismos profundos
la dirección siempre es volar.
Sombras apagadas,
sin sueños verdaderos
aplastan cualquier inocencia.
No habrá perdón,
sólo catástrofe.


                                 Jorge Montironi


  
BRÚJULA


Las estrellas que guían tus pasos,
se apagan frente a furiosos temporales cósmicos.
Ninguna grieta separa
lo que siempre estuvo separando.
Tu corazón cerrado,
tus oídos cerrados,
tus ojos cerrados,
tus manos cerradas,
son la grieta
que imbéciles fracasados
multiplican por miles
mientras los miras por televisión
masturbando tus ansias de odio y venganza infantiles frente a tu madre, 
ocaso pronto de espejismos pequeños. 




                                    Jorge Montironi